Te quiero sentir bien adentro
y a cada uno de tus latidos
palpitarlos como si fueran míos
que el juego acompañe
este silencio compartido
que la noche negra nos proteja
que mantenga dormidos a los demonios
solo por un instante eterno
para que a nuestra única forma
nos permitamos ser como queremos
o como intentamos ser
dos pequeñas piezas
de este gran rompecabezas
el dado, en movimiento
en la orilla de la mesa
la última carta del mazo
la que difícilmente cierre la partida
la gota más sabrosa de esa
copa prohibida casi llena
te palpito bien adentro
como si fueras mi latido
en esta sutil jugada falsa
y en las que en una de esas vendrán
y que los demonios se apiaden
de nosotros, que solo somos hijos de la noche
por q solo así sobrevivimos
sobornando los latidos del otro
para que sin agitarse
nos deje el mejor de sus sabores
más algunos restitos de vida
y ninguna de sus merecidas culpas