martes, 24 de abril de 2012

viernes, 13 de abril de 2012

Ese momento



Hay un instante
Una milésima de segundo
Casi interminable
Donde eres tan vulnerable
Tan mío sin serlo
Inevitablemente permeable
Indiscutiblemente frágil
Es ese momento
Donde abierta te recibo
Y tú
Generoso
Te desarmas en una marea sin espuma
En ese momento
finito
Puedo sin dudas
Otorgarte la cima y la victoria
O hundirte sin piedad
En el peor
De los exilios.

miércoles, 11 de abril de 2012

Oliverio Girondo





Yo no tengo una personalidad; yo soy un cocktail, un conglomerado, una manifestación de personalidades. En mí, la personalidad es una especie de forunculosis anímica en estado crónico de erupción; no pasa media hora sin que me nazca una nueva personalidad. Desde que estoy conmigo mismo, es tal la aglomeración de las que me rodean, que mi casa parece el consultorio de una quiromántica de moda. Hay personalidades en todas partes: en el vestíbulo, en el corredor, en la cocina, hasta en el W.C. ¡Imposible lograr un momento de tregua, de descanso! ¡Imposible saber cuál es la verdadera! Aunque me veo forzado a convivir en la promiscuidad más absoluta con todas ellas, no me convenzo de que me pertenezcan. ¿Qué clase de contacto pueden tener conmigo – me pregunto – todas estas personalidades inconfesables, que harían ruborizar a un carnicero? ¿Habré de permitir que se me identifique, por ejemplo, con este pederasta marchito que no tuvo ni el coraje de realizarse, o con este cretinoide cuya sonrisa es capaz de congelar una locomotora? El hecho de que se hospeden en mi cuerpo es suficiente, sin embargo, para enfermarse de indignación. Ya que no puedo ignorar su existencia, quisiera obligarlas a que se oculten en los repliegues más profundos de mi cerebro. Pero son de una petulancia… de un egoísmo… de una falta de tacto… Hasta las personalidades más insignificantes se dan unos aires de trasatlántico. Todas, sin ninguna clase de excepción, se consideran con derecho a manifestar un desprecio olímpico por las otras, y naturalmente, hay peleas, conflictos de toda especie, discusiones que no terminan nunca. En vez de contemporizar, ya que tienen que vivir juntas, ¡pues no señor!, cada una pretende imponer su voluntad, sin tomar en cuenta las opiniones y los gustos de las demás. Si alguna tiene una ocurrencia que me hace reír a carcajadas, en el acto sale cualquier otra proponiéndome un paseíto al cementerio. Ni bien aquella desea que me acueste con todas las mujeres de la ciudad, ésta se empeña en demostrarme las ventajas de la abstinencia, y mientras una abusa de la noche y no me deja dormir hasta la madrugada, la otra me despierta con el amanecer y exige que me levante junto con las gallinas. Mi vida resulta así una preñez de posibilidades que no se realizan nunca, una explosión de fuerzas encontradas que se entrechocan y se destruyen mutuamente. El hecho de tomar la menor determinación me cuesta un tal cúmulo de dificultades, antes de cometer el acto más insignificante necesito poner tantas personalidades de acuerdo, que prefiero renunciar a cualquier cosa y esperar que se extenúen discutiendo lo que han de hacer con mi persona, para tener, al menos, la satisfacción de mandarlas a todas juntas a la mierda. Sería geminiano y conejo como yo?
Quién sabe!
 Pero andaba cerquita, creo. Esto... me partió el cerebelo.
Soy tal cual.
 Ja!
Qué Valor.

Oliverio Girondo

miércoles, 4 de abril de 2012

lunes, 2 de abril de 2012

Armando, despacio, pieza a pieza, como a cualquier rompecabezas



Armando, despacio, pieza a pieza, como a cualquier rompecabezas
Este poema se forma y se deforma, de cosas con poco sentido,
Con lo que escribe mi mente y con lo que siente mi corazón
Sin orden alguno, baila libre cada oración,
las ideas y los sentimientos, nacen, viven y mueren
tan rápido como se pinta algún rayón
garabatos y dibujitos adornan la ecuación.
Y entonces podría acomodar todas sus piezas
Intercambiar los versos, mover las letras de lugar
jugar a ser azar, reinventarlos sin razón,
potenciar su significado, pronosticar su interpretación,
Ocultar su verdadero significado, o simplemente olvidar porque son
eternamente mutante podría ser.
y en un minuto de paz, ya no juego, los leo y los vuelvo a leer
están todos fuera de su predestinado lugar
mas ya no dicen lo mismo o no lo dirán
y los vuelvo a cambiar, trato de unirlos a un hilo
juntarlos muy, muy juntitos, cómo si se fueran a aparear
uno tras otro como perlas de collar
solo así haciendo trampas al orden universal
descubro el orden de mi desorden, el significado de esta mi verdad
y vuelvo a comenzar desde el principio, silencio lo que decían los versos
o lo que querían llorar, olvido lo que deseaban encontrar,
entre grises e infinitos infinitos,
y hasta se me pierden todos los sueños sin soñar.
Y reconstruyo en el desorden o destruyo de un plumazo la no realidad
Sigo formando cadena con todos los que pude salvar
Esos que dicen lo que soy, lo que hago, lo que vivo, lo que amo,
Los que describen a mi mundo
Los que dibujan experiencias que no se olvidaran
Y ordenados los versos despeinados pintan la historia que quiero contar
La que en obras cada día, esta, la que en un antes prefería borrar.
Elaborados o escritos sin pensar
todos son parte del desorden de mi orden
Ese que me esmero en conservar,
y me paro en lo desierto y no miro ni una sola vez hacia atrás
cansada de borradores, ahora solo quiero andar.

Rosa y gris



De entre la espesura de las fantasías
Rosa y gris
Surge audaz el rugido de una realidad
Gris y solo gris
Quiebra los cristales de la cajita soñada
Certero, indescriptible,
Nubla las miradas
Ahoga,
Desorienta al corazón
Que sosegado dormitaba
Sin ninguna razón

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