lunes, 7 de febrero de 2011

siempre llueve.




Y esta puta lluvia, no cesa de caer,
cada vez más y otro poco más,
El amor se nos escurre como sin querer
Y nos permitimos olvidar
Por que fue que creció
Paralizados y con frio
Miramos en lo que se convirtió,
Y nos acostumbramos
A esta continua humedad
Sumergidos en la inercia
Inundados por la desidia,
Empapados de la nada,
Chapoteamos como inocentes.

ella




Es una intensísima corriente
un relámpago ser de lecho
una dona mórbida ola
un reflujo zumbo de anestesia
una rompiente ente florescente
una voraz contráctil prensil corola entreabierta
y su rocío afrodisíaco
y su carnalesencia
natal
letal
alveolo beodo de violo
es la sed de ella ella y sus vertientes lentas entremuertes que
estrellan y disgregan
aunque dios sea su vientre
pero también es la crisálida de una inalada larva de la nada
una libélula de médula
una oruga lúbrica desnuda sólo nutrida de frotes
un súcubo molusco
que gota a gota agota boca a boca
la mucho mucho gozo
la muy total sofoco
la toda ¡shock! tras ¡shock!
la íntegra colapso
es un hermoso síncope con foso
un ¡cross! de amor pantera al plexo trópico
un ¡knock out! técnico dichoso
si no un compuesto terrestre de líbido edén infierno
el sedimento aglutinante de un precipitado de labios
el obsesivo residuo de una solución insoluble
un mecanismo radioanímico
un terno bípedo bullente
un ¡robot! hembra electroerótico con su emisora de delirio
y espasmos lírico-dramáticos
aunque tal vez sea un espejismo
un paradigma
un eromito
una apariencia de la ausencia
una entelequia inexistente
las trenzas náyades de Ofelia
o sólo un trozo ultraporoso de realidad indubitable
una despótica materia
el paraíso hecho carne
una perdiz a la crema.

 

Oliverio Girondo




Permanecen como geométricas formas,
Pareciéndose las palabras a dibujos
Y continúan las horas del día y de las noches
Mutando en si mismas y bailando solas
las horas son más de sesenta minutos ,
los minutos son más de sesenta segundos
los días son noches y las noches son infinitas
serenidad y calma, más locura tranquila,
se mezclan sin trampas ni equilibrios,
y siguen así sin poder contener lo que siento
ni los días, ni las noches , ni las letras,
tampoco los renglones en las blancas hojas mudas
pesados los versos no lo dicen todo
livianos los sueños, si…
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