viernes, 3 de diciembre de 2010

TrEs





Y la habitación se tiño de rojo
Ni por el filo de la angosta puerta
Se podía respirar razón
Había cubiertos para tres
Y la mesa servida quedo,
Los espejos encendidos
Comenzaron a llorar
Y los cuerpos se mezclaron
Impunes y sin piedad
Silenciosos los movimientos
Todos y ninguno en aquel mismo lugar
Como una escena que se debería pintar
Oleosos los cuerpos
No dejaban de posar
Uno y otro y otro y ninguno más
Y la habitación se tiño de gemidos
Ni por el filo de la angosta puerta
Se podía respirar
Y cada uno moría y volvía a morir
En el, en ella o en ellos,
quien lo sabrá
Los espejos en cascadas
No dejaban de gritar
Y la noche los engullía serena
Casi sin ninguna maldad
Y todos se comieron a pedazos
Sin culpas
Sin descansar
Y la mesa servida,
esperaba sin pestañear
que el deseo terminase
y que ellos acabaran de cenar.













4 comentarios:

  1. Qué preciosidad, me ha complacido muchísimo leer esta orgía, este banquete de cuerpos que unidos y comiéndose unos a otros, no podían respirar. Genial. Muy bueno.

    Un abrazo, y gracias por darme esta sensación que me hizo levitar un poco.

    Andri

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  2. bienvenida y gracias a vos por las palabras, besos

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  3. No me sigas ne mi alquimista de las letras. No publicaré.

    Gracias.

    Andri

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  4. ANDRI , LAMENTO LEER ESTO, YO NO TE PEDI PUBLICAR NADA, SI TU BLOG NO SE PUEDE SEGUIR O ESTA LIMITADO ARREGLA LO Q CORRESPONDA EN LOS AJUSTES DE BLOGGER, SALUDOS

    ROSS

    ResponderEliminar

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