Dándome en lo más caliente, llenando mi necesidad, haciéndome segregar líquidos que le daban la bienvenida. Así me tenía aquel hombre. Absolutamente abnegada. Completamente entregada. En hiperbólica convulsión pélvica. Gritando palabras tan gruesas que me avergonzaba de mi propia boca. Con cada golpe más hundida en el abismo de mi orgasmo más colosal. Con cada arremetida, más prisionera de aquel misterioso amante que lo sabía todo en materia de calor y piel.
Siento no haberte dejado comentario, es dificil desde el movil pero sigo disfrutando de tus letras
ResponderEliminarUn beso
abrazos
ResponderEliminarDándome en lo más caliente, llenando mi necesidad, haciéndome segregar líquidos que le daban la bienvenida. Así me tenía aquel hombre. Absolutamente abnegada. Completamente entregada. En hiperbólica convulsión pélvica. Gritando palabras tan gruesas que me avergonzaba de mi propia boca. Con cada golpe más hundida en el abismo de mi orgasmo más colosal. Con cada arremetida, más prisionera de aquel misterioso amante que lo sabía todo en materia de calor y piel.
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