miércoles, 7 de diciembre de 2011

Casi siempre somos como somos,



Casi siempre somos como somos,
Mutamos en la mitad del camino
O en la última oscura esquina
O casi nunca, o en cada instante.
Nos miramos al espejo agrietado
Mil y una vez en el día,
pero solo en las noches negras e infinitas
nos reconocemos fácilmente,
como de memoria nos sabemos.
Pero hay días, esos días, en los que somos
solo los mismos desconocidos de siempre
entonces los de afuera y algunos, los de adentro,
nos conocen y nos desconocen,
esos, intentan dibujarnos, entendernos y comprendernos
y que hacer o decir, cuando esto sucede,
esperamos, escuchamos y sin hablar dejamos
que los otros, con cargas desiguales,
pretendan pintarnos a colores,
línea a línea, ojos y corazón
para reconocernos o conocernos, subjetivamente subjetivos,
esperando algo de nosotros
Igual a lo de ellos, parecido o casi,
y si no se encuentra lo semejante
se dispara la opinión, como bala, sin ningún colchón,
se dice que es la libertad de expresión
quien es propietario de la verdad verdadera
quien pudiera repartirla con o sin razón,
y adoctrinarnos como fieles
desconociéndonos, oscureciéndonos, olvidándonos
quien pudiera solo vernos como somos
semejantes diferentes
quien solo quisiera y pudiera…
Atesorarnos…

2 comentarios:

  1. Me gusta mucho la unión de la imagen con tu texto. Es cierto que nos hacemos una idea de cómo puede ser una persona...y luego, si se llega a conocer, no tener nada que ver...o sí. Como muy bien dices en tu poema, todos "somos semejantes diferentes".
    Un abrazo

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  2. gracias como siempre por el comentario tan lindo!
    un abrazo para vos.

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