En la encrucijada en vasijas
de vino carmesí,
apenas cae el sol en cualquier estado,
cuando la vorágine no perdona, como hoy.
Todos los días de Dios,
ese correr patético de esquina a esquina,
con la botella de quinina
la química, la enseñanza
y el desequilibrio normal;
licor de ambrosía empalagado de ignorancias,
el rubor de un amor sin dientes
y bolsillos holgados de aire cargar.
Quizás Hollywood caníbal,
espera en alguna terminal de días
mientras los tatuajes se reproducen.
Pero algo es seguro, mañana,
apenas caiga el sol en cualquier estado,
te espero con la botella de quinina
en la encrucijada de vasijas,
de vino carmesí.
Diego Amnessiah Varó
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