“Esperanza.
Su mente es un cementerio y su corazón una isla.
No somos buenas amigas, pero la conozco desde que nací.
Se suele sentar en mi vientre, vacía y distante,
aunque sus palabras de consuelo nunca me consolaran.
Puedo ver sus trucos y sus falsas promesas.
-¡Vete,- le digo-, hoy estoy ocupada, tengo cosas que hacer!,
pero ella nunca sabe cuando marcharse.
No se trata de saber porqué se hizo mi amiga,
sino de porqué yo la he dejado quedarse”
Esperanza... maldita sea a veces...
ResponderEliminarSaludos
eso mismo ,abrazo.
ResponderEliminar