Nacidas de las ganas de escribir,
Se engendran como semillas buenas,
Cultivo a la letra, riego su cuna,
Vigilo su lento y perezoso crecimiento
Observo atenta cada uno de sus detalles,
Su única forma, su leve inclinación,
Hasta los puntos suspensivos que las siguen
Las comas que tranquilas las acompañan
Y a los ligeros y huidizos tildes, esos,
También a todos los modos raros
La puntuación, la acentuación, la entonación…
Las visto y las desvisto a mi antojo.
Mudas las quiero algunas veces, otras no,
Ciegas jamás, inmensas y efímeras si…
Les enseño con paciencia a vivir en familia
Con vecinos y vecinas de su misma religión
Pero todas ellas de un complicado y diferente color
Las ordeno tiernamente en su posición y les digo,
Deben apoyarse unas a otras y descansar en un renglón,
Las repito en voz alta, las pronuncio desde el corazón
Las dibujo con alas y les doy una cierta razón
Ellas todas, dicen algo siempre, aunque estén calladas
Dicen más aun cuando están ausentes y despeinadas,
Y cuando llega la noche, la infinita y negra noche,
Solo sueño, con que al alba, todas ellas sean,
que ellas sean,
que sean…
Solo poesía.
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