"...se hallaba tendido en una chaisse-longue,
y tenía en su blanca mano una rosa sin perfume."
..................................................- .O. Mirebau
Es tan adorable introducirme en
su lecho, y que mi mano viajera
descanse, entre sus piernas, descuidada,
y al desenvainar la columna tersa
-su cimera encarnada y jugosa
tendrá el sabor de las fresas, picante-
presenciar la inesperada expresión
de su anatomía que no sabe usar,
mostrarle el sonrosado engarce
al indeciso dedo, mientras en pérfidas
y precisas dosis se le administra audacia.
Es adorable pervertir
a un muchacho, extraerle del vientre
virginal esa rugiente ternura
tan parecida al estertor final
de un agonizante, que es imposible
no irlo matando mientras eyacula.
De "Los devaneos de Erato" 1980
mee eenncanntaaa jajajja
ResponderEliminarotra que devaneo!terrible viaje jajajjaj