"Siempre que la belleza de la mujer se vuelve irresistible, se la puede rastrear hasta la única cosa que la produce. Esa cosa, con frecuencia un defecto físico, puede asumir proporciones tan irreales que en la mente del hombre que posee a esta mujer, anula la turbadora belleza. Un busto excesivamente atractivo puede convertirse en un gusano de dos cabezas que se mete en la mente y da origen a un misterioso tumor acuoso. Los tentadores labios demasiado carnosos pueden crecer en las profundidades del cerebro como una vagina doble, trayendo aparejada la enfermedad más difícil de la carne: la melancolía. (Hay mujeres hermosas que jamás se ponen desnudas frente al espejo, mujeres que cuando piensan en el poder magnético que tiene el cuerpo, se aterrorizan y encogen dentro de sí mismas, temerosas de que hasta el olor que exhalan las traicione. Hay otras que, de pie frente al espejo, apenas pueden evitar salir afuera desnudas y ofrecerse al primero que llega).
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