Estoy así como suspendida De hilos invisibles salpicados de emociones sin colores Y a la vez amarrada De enormes y poderosas cadenas Solo grises Qué mes sostienen, me contienen, y me atormentan. Ensimismada y paciente, transcurro vacía, dibujando letras, sin amor y de pena esbozando sonrisas de una conforme hipocresía.
Y cuando todo parece volver Me embarga la negrura Ese algo que me vuelve incompleta Eso que no me deja ser como siempre Tampoco sentir como quiero Eso que no me deja Eso que se lleva todo, incluyéndome, Espero así, poder recuperarme de eso, de ella, de estar así sin corazón Aunque no imagino como sucedió cuando lo perdí, Cuando lo extravié, lo olvide o me lo consumí si antes o durante o cuando todo parecía Paralizada espero expectante Que me sorprenda la sorpresa De encontrarlo Y que pueda mi cuerpo sosegado Contenerlo.
Escribir parece pecado Cada una de las letras imita una condena Y de cada oración se desprende Un furioso castigo encendido Pesada cadena La que cargamos Desde la A a la Z
De a gotas, de a poquitas, Lentamente, sin apuros, Como saboreando más la pena Me derramo como sin ganas Pero sin detenerme Segura de que me he perdido Como siempre en la infinita Me juzgue por mis errores Agravaron mis pecados Me castigue por mis omisos Pagare de a gotas, de a poquitas, Lentamente, hasta que no quede nada, Ningún rastro, visible o invisible de mi Ni de mi ser, ni de las alas que me invente, Menos de las letras que dibuje Tampoco de las semillas que sembré, Nada de nada quedara Después de la sentencia Mas solo la inmensa sobrevivirá, Si ella, la negra noche Repitiendo mi nombre Sin un solo eco
Perdóname amor, enserio, Ayer intente cambiar la pisada, Atropellar todo lo negativo que hay en mí Mirar hacia adelante y solo reír Olvidar lo oscuro y volver a reír Salir del impuesto exilio Hacer retornar la miedosa alegría Ayer intente, de verdad amor, Y casi, casi, sin darme cuenta, Apresurada deje el intento Aborte la misión asumida Abandoné Comprendiendo Que parece que soy la única Que debe hacer cosas Aunque le hagan mal.
Cuando canto me siento como enamorada. Es más que sexo. Es el punto en que dos personas llegan a eso que llaman amor por primera vez, multiplicado por todo el público. Es gigantesco.
En el escenario, le hago el amor a 25000 personas diferentes, luego me voy a casa sola.
Aquí estoy, amigo, para celebrar una fiesta, la mejor posible mientras viva en la tierra. Creo que ese es también tu deber.
Janis Joplin
Cuenta la leyenda que estas dos almas se cruzaron y el resultado es una hermosísima canción de Cohen llamada Chelsea Hotel- Paolini Letamendía en una crónica nos cuenta que:
"Sin romanticismo alguno, la letra de la canción homenajea a Janis y su encuentro en el Chelsea Hotel.
Cohen cuenta que toma uno de los ascensores esperando encontrarse con Briggitte Bardot. Otras veces buscaba a Lily Marlene. Ninguna de las dos le hubiera prestado atención, pero el canadiense tuvo la suerte de encontrarse con Joplin. Según cuenta la historia, mientras subían en el ascensor Cohen le preguntó:
-¿Estás buscando a alguien? -Sí, a Kris Kristofferson- respondió ella. -Hoy estás de suerte. Yo soy Kris Kristofferson.
Obviamente, Janis se echó a reír. Ni Cohen tenía los ojos de Kristofferson, ni ella el cuerpo de la Bardot pero aquel par de patitos feos, que tanto han dado a la música, se conformaron el uno con el otro.
You told me again you preferred handsome men But for me you would make an exception. And clenching your fist for the ones like us Who are oppressed by the figures of beauty, You fixed yourself, you said, "well never mind, We are ugly but we have the music.
Janis según sus propias palabras hacía el amor con «25.000 personas en el escenario y luego volvía a casa sola». Cohen aun no había empezado a componer y era todavía un novelista poco conocido. Ninguno estaba buscando al otro, pero el Chelsea Hotel los unió por una noche … "
La letra de la canción ha sido objeto de sarcasmos varios por aquellos cortos de imaginación que solo ven en ella lo que un critico musical estigmatizo al decir que “. Nunca una canción hizo tan célebre una mamada”.
Espíritus más sensibles como el del cantautor español Pedro Guerra han dicho respecto a esta canción:
Durante mucho tiempo, y quizá todavía hoy, pienso que esta sea una de las mejores letras de canción que se han escrito. Como nacidas desde el fondo mismo de las entrañas. Una declaración sin tapujos. Un sentimiento en estado puro. La sinceridad de la intimidad al desnudo.
"...Me dices que el silencio está más cerca de la paz que los poemas. Pero si te regalara el silencio (porque yo sé lo que es el silencio) me lo devolverías diciendo: Esto no es el silencio, es otro poema..."
Estoy en mi cama y veo dibujarse las figuras de una mujer desnuda y una computadora. Otra mujer entra con los cabellos blancos y un antifaz de zorra. El silencio se enreda en los tilos de un camino que conduce al placard donde están mis polillas. Una cigüeña deja un recién nacido en mis brazos. La mujer zorra se lleva al recién nacido y entre mis brazos florece una magnolia. La mujer desnuda me despoja de la flor y se la ofrece a la computadora. Un ser invisible juega a la rayuela cerca de la ventana. Un gorrión oficialista hembra se sienta sobre los bigotes de un gato amarillo. Una tía entra preguntando de quién es tía. La cigüeña y el gorrión cantan, a dúo, un solo de calandria. Mi mano derecha cambia de sitio con la izquierda y paso a ser diestro por un rato. El ser invisible, luego de contemplarse en el espejo, baila con los senos de la mujer desnuda un pasodoble triple. Mi cerebro soluciona Mi médico me visita por teléfono y me dice que me siento mal porque estoy bien. Una paloma cruza por mi ángulo de visión. El filo del silencio ha cortado la punta de mi dedo Y le pongo una curita de música barroca. Los ojos de la mujer zorra se miran a sí mismos. Mi pullover importado sufre un ataque de epilepsia y es atendido por una percha criolla. El recién nacido mira la sombra de los días. Los árboles pintanuna arboleda otoñal. La tía opina que ahora hay más. La mujer desnuda entra en mi cama. La computadora huele a magnolia
EN UN BAR
Estaba yo en un bar cuando entró un santiagueño arrastrando su complejo de Edipo. Buscaba a la madre tierra la que hacía más de un siglo que acababa de mudarse al potrero de la otra cuadra. Pensé en mi madre y me clavé un diente del peine que estaba usando como tenedor de libros. Una rubia se me sentó al lado y, mirándome con lujuria, me dijo que se estaban cayendo las bolsas del mundo. No sabiendo yo a qué bolsas se refería, recordé que a mí se me había caído una bolsa de cemento arriba del dedo gordo. Grité como si me estuviese pasando en ese instante. La rubia se sobresaltó y se convirtió en morocha y, como a mí me gustan las morochas, la invité a bailar pero ella me dijo que era huérfana y, en lugar de bailar, lloramos. En eso, y por mera casualidad, llegó un pañuelo recién planchado que nos fue muy útil. Yo no tenía nada de sueño y pedí otro vaso de sólido porque no me gustan los líquidos y me quedé mirando un cuadro de situaciones bastante complicadas. Aún los cuervos no graznaban en occidente cuando entró un policía y, luego de saludar a todos, me llevó a mi casa. Allí, mi mujer me tomó las huellas dactilares, me desnudó, me encerró en una celda y se llevó las llaves.
Llámalo Enero, o invierno si prefieres, llama como quieras al temblor, yo lo llamo amor, ingenuo de mí, amor, a la razón de mi desespere, al beso salado en las mañanas, al puño agrio en el estómago de las noches, al magnetismo de tu mirada, amor, al olor a barniz de los abrazos de la vida, a los atardeceres color orina, a los infranqueables escalones en los que me muero, al calendario que mato con mi nombre, con el tuyo, amor, a las heces a las que me sumo en mi cotidiano existir, a la melodía del yunque en una primera vez, al reguero de lagrimas de la última vez, al imborrable recuerdo de las despedidas, amor, al odio, al rencor, que no son más que los hijos del abrazo, del tequiero, amor.
Los secretos que yo conozco gritan a voces, son secretos que puedes oír aún estando sordo, secretos plasmados en mi semblante, de día y noche y viceversa, de pequeñas heridas, de grandes cicatrices, son puntos y comas de mi pequeña historia, de una vida, la mía, que cobra sentido al cruzarse con otra vida, la tuya, son secretos imperceptibles al oído del vulgar, del cotidiano, pero perfectamente escuchables al abrigo de los bares, de las melodías tristes, de noches de luna y sin luna, de los ojos verdes que tan bien conozco, de los caminos que anduve, pero cuidado, no los grites, nadie te entenderá, son como la locura, todos la ven, la oyen, pero nadie la entiende, son mis secretos, al fin y al cabo.
Más larga y más infinita que nunca La noche trajo consigo la amargura La no esperada certeza De que todo no estaba bien Los planes ya no son Los pensamientos se fugaron Y los deseos quedaron a la deriva Las esperanzas se secaran en la tierra Y sin colores viajaremos algunos días Hasta que volvamos al punto de partida Y alguna que otra lagrima salada Fecunde, solo porque si, A las que en la tierra, dejamos, Y con las manos llenas, Continuemos.
Enumero las veces que dudo en que todo puede ser como decimos Olvido la inmensa cifra Solo para volver a dudar Muy alejada de lo que soñamos Esta cautiva esta realidad que tenemos Paralizados, nosotros, la casa, los minutos, El aire parece castigo La noche ya no baila Y casi ni llega, El día se duerme y no ríe Enumero las veces que dudo En que todo deba seguir, así como seguimos, Enumero las veces que dudo Solo porque ya no se que más…