La noche se hacía eterna
Y entre las nubes de una cama
Dos cuerpos que se mezclan
Bien adentro, hasta del alma,
Casi ahí, se encontraban,
Y en un segundo cualquiera
Al exilio de su cuerpo lo condena,
Solo para verlo, perderse,
Lejos, solo,
Y sin ninguna recompensa,
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