“Había aprendido pronto a no preocuparse por nadie demasiado. Preocuparse por la gente conducía al dolor. El dolor le haría abrirse a la inseguridad. Era mejor estar sola, aislarse en su torre de cristal y contentarse con las deformadas visiones del mundo exterior refractadas a través de las protectoras murallas.
Y se quedó vacía, con todo en su interior convertido en un exquisito escudo contra la posibilidad de que la hirieran, o la traicionaran”
(El lenguaje secreto del Jin- S´hei)
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